Perdonarse y perdonar

Dic 11, 2011

Algunos dicen que hasta que un agravio sea vengado, no puede haber paz. ¿Pero qué tal si no pudiera haber paz hasta que el agravio sea perdonado?
Cuesta mucho darse cuenta de esta gran verdad. Tenemos que andar un largo camino para comprender. Quizás llevamos a cuestas agravios que vivimos en nuestra niñez, adolescencia…. ante ayer…. hoy mismo….que hemos silenciado  y nos decimos que ya están superados…pero nos han marcado en todo nuestro andar.
Una y otra vez nos sentimos heridos y si somos «valientes» nos defendemos y si somos «débiles» nos los tragamos.Ni lo uno ni lo otro nos lleva a la paz, solo a la «justa venganza» o a la amargura.

Solo cuando estamos preparados comprendemos que quienes nos hirieron, consciente o inconscientemente, sencillamente no sabían más. Estaban atrapados en sus rabias, miedos,heridas, pautas de conducta y no eran capaces de calibrar o  de comprender el daño infringido.

Una vez comprendido….aún no estamos libres….. también nos tenemos que perdonar a nosotros mismos por haber guardado tanto dolor dentro, por no haber comprendido hasta hoy, por no haber sido mas listos, por no haber sabido cuidarnos mejor, por no habernos sabido amar …..la lista de agravios con uno mismo puede ser muy larga, ya se sabe el dicho «no hay peor juez que uno mismo».

Ya nos hemos librado de esta pesada carga, hemos perdonado y nos hemos perdonado(no sirve decirlo de boquilla o comprenderlo….aquí solo vale sentirlo desde el corazón)
¿Estamos ya en paz? NO, rotundamente NO

No lo estamos hasta que comprendemos que la Paz la alcanzamos cuando entendemos que de hecho no hay nada que perdonar… que todo fue parte del camino… que fue precisa cada herida y cada caricia para llegar donde estamos hoy….. que no es cuestión del tiempo que tardamos en comprender algo….y acabamos mravillandonos de que siempre acabamos comprendiendo algo, por más que tardemos en comprenderlo.

Y entonces es cuando alzamos los ojos al cielo y exclamamos ¡ DIOS! todo está bien, todo es parte del Plan. Entre risas y llantos avanzamos. Ahora comprendemos que las risas y los llantos son sólo herramientas para llegar a comprender, son las señales en el camino…. al igual que de pequeños jugábamos al frió y caliente para encontrar algo.

Y desde está libertad adquirida comprendes el mecanismo de Vivir…..
Es un hecho que vivimos. Si estamos vivos experimentamos y si experimentamos aprendemos.
Hasta aquí la parte biológica.
Ahora llega la mental. Vivo y tengo expectativas…. y aquí llegan o aparecen  los sentimientos(cada cual que los nombre como le parezca más conveniente) que me hacen aprender por medio de mis experiencias pues estoy viva y al estarlo tengo necesariamente experiencias.
Vivir=Experimentar/Sentir=Aprender
Según mis expectativas me sentiré bien o mal, frustrada o satisfecha, triste o alegre… etc .Si no hay expectativas, el hecho biológico en si no acarrea ningún sufrimiento ni alegría.
En un laboratorio tanto da que el resultado sea el deseado o no, es un experimento…. solo la expectativa marca la diferencia.A veces( la vida tiene un extraño sentido del humor) de una experiencia fallida sale un gran descubrimiento.

Pueden ser nuestras experiencias muy traumáticas, muy frustrantes, muy dolorosas, muy injustas, muy aditivas….. o justo todo lo contrario ( lo normal es que tengamos de todo)

El bien y el mal son conceptos genéricos, cada uno aplica su baremo personal para situar cualquier experiencia en un determinado lugar de la escala….y para situarnos analizamos como nos sentimos.

 Quizás el fin de vivir y experimentar es aprender como nos sentimos…. y como todos perseguimos sentirnos en paz con nosotros mismos….todos tenemos el mismo fin. Todos llevamos el mismo camino…aunque lo percibamos como muchos caminos. Todos nos ayudamos a todos a avanzar por este camino….aunque nos percibamos como amigos o enemigos.

Si, cuando llegas aquí ya tienes Paz….aunque eso no quiere decir que no tengas aún retos(experiencias) que enfrentar…pues aun sigues vivo…. y tendras paz… y te doleran las traiciones y disfrutaras de las alegrias sin encegarte o perderte en ellas.