256- la Vida es puro teatro

Jun 10, 2025

¿Hasta donde somos conscientes de que somos los actores y no los personajes?
El actor es el alma del personaje, olvidarlo provoca muchas disfunciones emocionales, el alma es el ser y el personaje es el estar.
Erase una vez una gran compañía de teatro, de una probada calidad.
Formaban parte de una comunidad social mucho más amplia, dedicada al conocimiento y a la evolución del Ser, cuyas actividades aumentaban en complejidad en la medida que se subía de rango.
La compañía de teatro se reservaba para los miembros mas noveles, bajo la tutela de otros miembros de más grado.
La compañía de teatro era la formula más adecuada para trabajar con sus conocimientos actuales.
Cuando querían iniciar un nuevo proyecto, se reunían todos los miembros de la compañía y sus tutores, para decidir entre todos que proyecto pondrían en marcha.
Siempre es cogían una obra que les permitiera experimentar y crecer en conocimiento.
Incluso si en la obra intervenían animales, estos estaban presentes y se tenía en cuenta su bienestar y personalidad.
No podían intervenir en la discusión… pero evidentemente actuaban, formaban parte del elenco de actores.
El comportamiento de los personajes con estos animales, decía mucho de la calidad humana del personaje.
Nuestro comportamiento con animales, plantas o medio ambiente en general y como no con otros personajes, es un claro reflejo de nuestro nivel de conocimiento como personajes.
Quienes gozan de la compañía de animales domésticos o saben del comportamiento de animales a los que llamamos salvajes, saben que son seres sintientes… solo que con un lenguaje distinto al nuestro.
No faltaba nadie, desde el autor hasta el último de los empleados ( el director, el coreógrafo, los músicos, los encargados del vestuario, de la limpieza, electricistas, peluquería y maquillaje, intendencia en general.. y como no todos los actores y animales )
Todos eran igual de necesarios para lograr llevar a buen fin su obra.
Una vez decidida, se repartían los papeles.
Como es natural, los más difíciles serían interpretados por los mejores actores de la compañía.
Todo se preparaba con gran esmero, todos se esforzaban al máximo para que la obra fuese una representación digna de la calidad de la compañía.
El ambiente de trabajo era muy cordial, se consideraban como parte de una gran familia donde todos cuidaban de todos.
Como en toda buen obra, al igual que ocurre en los cuentos infantiles y las grandes hazañas, estaban representados: el villano, el sabio, las gentes del pueblo, el perro fiel o el gato pícaro y los enamorados.
La inocente buena y sensible muchacha maltratada por el villano o villana de turno, a la que solían consolar en su desgracia: un perro, un gato… o cualquier otro animal que se considerara conveniente…y el príncipe pretencioso que acaba siendo héroe por haberse enamorado de la bella muchacha, y al que el amor transforma en un ser humilde y sabio.
Las aventuras de los protagonistas se mezclaban con las de los personajes secundarios, entre todos tejían una trama tragicómica… como ocurre en la vida de cualquiera de nosotros y de las personas que comparten nuestras vidas.
No es el papel de héroe el más difícil de interpretar, el más difícil es el papel de villano.
Muy difícil e imprescindible para que el villano sea derrotado y el bien o amor triunfe sobre el mal o su falta.
Este personaje a de transmitir, convincentemente, que es un ser muy ruin y despreciable, que despierta desprecio y acaba en soledad.
En algunas obras, al final se da cuenta de su comportamiento indigno y rectifica… pero no en todas las obras ocurre.
Este papel, por su complejidad, siempre se le adjudica al mejor actor de la compañía.
Se da la paradoja que el villano es en realidad el maestro que pone a prueba la bondad de los demás personajes.
Llegado el día del estreno, todos estan impacientes por comenzar la función y deseosos de que todo salga como se ha planeado.
El publico del espectáculo lo forman los miembros de más alto rango de esta pluri comunidad.
Siempre atentos a la evolución de los más noveles.
Da igual el papel que representa cada integrante de la compañía, todos actúan como si fuesen el actor principal y todos los demás sus comparsas… algo similar a lo que nos ocurre a todas las personas.
La Vida siempre gira a nuestro alrededor… como nos sentimos y como nos afectan a nosotros las cosas.
Antes de alzarse el telón, todos se concentran en camuflar, momentáneamente, quienes son, para dar vida al personaje que representaran.
Camuflar, pero no necesariamente olvidar que son actores representando su papel.
Aunque algunos, se mimetizan tanto en sus papeles, que llegan a olvidar quienes en realidad son, creándoles un verdadero conflicto interno.
Quizá, en la obra, la mujer que actua como la carnicera es en realidad una convencida vegana… o el villano es el hombre más bueno y honrado de toda la compañía.
Al alzarse el telón, lo único que importa es dar autenticidad al personaje que se interpreta, porqué es una pieza necesaria para el desarrollo de la obra.
Al acabar la función, cada uno hace su propio análisis de su actuación.
Como se nos dice que ocurre cuando dejamos nuestro cuerpo y revisamos toda nuestra vida.
Las personas, que a lo largo de la historia de la humanidad nos relatan experiencias cercanas a la muerte, así nos lo cuentan.
Vemos pasar toda nuestra vida en un instante… sintiendo además en carne propia, como afectó a otras personas nuestro comportamiento, fuésemos conscientes de ello en su momento, o no.
Es una experiencia muy dura.
Nadie nos juzga, no hay castigos ni medallas… solo tomamos plena conciencia de si nuestra actuación reflejaba nuestra parte del guion…. el grado de amor y sus consecuencias, que causamos en nuestra interacción… y de cuantas de estas consecuencias el personaje fue consciente.
Para representar la obra utilizamos un personaje… un avatar, que quedarán por siempre en la memoria de todos los actores, cuando recobren su autentica identidad… este conocimiento enriquece a todos.
Es en este plano o escenario, donde experimentamos con todos los grados de emociones y sentimientos.
Lo que tomamos como real, aquí en el llamado mundo de la materia, es puro teatro.
Aprendemos jugando.
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