258- Lo que importa es como nos sentimos, no lo que poseemos

Jun 25, 2025

Lo que nos destroza… es como nos sentimos.

Lo que nos empodera… es como que sentimos.
 
Sentir sentimos siempre, desde la plenitud hasta el vacío existencial… con múltiples grados intermedios.
 
Como nos sentimos es la esencia, es la realidad que subyace en toda experiencia.
 
Un corazón roto, la soledad del alma, el sentirse incomprendido, utilizado, el miedo, la impotencia… con un abrazo u otra muestra sincera de afecto se ayuda a sanar estas heridas.
Sabiéndolo, algunas veces no lo aceptamos o damos, por demasiado orgullo fruto del ego desmedido para aceptar ayuda o por puro miedo a ser rechazados al darla… por quien percibe la necesidad.
En los dos casos nos sentimos mal.
 
Cuando nos reprimimos por miedo dar afecto, sabiendo que la otra persona está necesitada, sabemos que nos estamos fallando y fallando a la otra persona.
El alma, sensible y empática, quiere dar pero la mente aún no está preparada, sus miedos la frenan. Tiene que aprender a vencerlos.
 
La vida, con su continua enseñanza, nos coloca continuamente, delante, situaciones para lograrlo.
Esta vez no hemos sido capaces… pero hemos sido conscientes de que no hemos actuado de acuerdo a lo que verdaderamente sentimos. Este es un paso importante en nuestro aprendizaje.
 
Otras veces ha de transcurrir tiempo, para comprender que no dimos consuelo a quien lo necesitaba.
No podemos cambiar el pasado.
Pero, tomar ahora conciencia significa que en este tiempo transcurrido hemos crecido en conocimiento… en amor.
Pudimos ser conscientes del dolor pero no nos importo… incluso pudimos alegrarnos, o fuimos completamente ignorantes.
Las dos situaciones nos muestran nuestra deficiencia, pero en diferente grado.
 
Cuando, dolidos, no recibimos muestras de afecto… o no las aceptamos por un orgullo absurdo, podemos desencadenar: rabia, crueldad, envidia y desespero.
Puede aflorar lo mas ruin y mezquino que llevamos dentro.
Dañamos.
Nos complacemos en el dolor ajeno, para intentar acallar ese dolor tan profundo que llevamos dentro…. momentáneamente lo silenciamos, pero no sanamos nuestra herida.
Como toda experiencia, forma parte de nuestro aprendizaje.
 
La vida usa un código muy sencillo para guiarnos… sentirnos bien o mal con nosotros mismos.
 
Cuando nos empeñamos en acumular y en aparentar, en vivir mirando hacia afuera… vivir centrados en la materia, nuestro vacío existencial es grande.
Somos incapaces de llenarlo con sentimientos… y buscamos desesperados sucedáneos para intentarlo.
No sirven más que por un limitado tiempo, las posesiones materiales, por mas que podamos tocarlas y usarlas no tienen alma. No nos proporcionan la calidez que nos conforta el alma… no nos proporciona el bienestar que anhelamos.
 
Es patético contemplar a dos seres que se sienten vacíos, usándose cual objetos, mutuamente, para intentar llenarse… de nada.
Intentar llenar el vacío existencial con sucedáneos es inútil, nunca lo conseguimos.
Que distinto es sentirnos bien emocionalmente. Afloramos lo mejor que llevamos dentro. No depende de nada externo.
Afloramos la calidez del amor que poseemos, al ser manifestado.
Sentirnos así es incompatible con mezquindades, egoísmos, injusticias, envidias, rencores e insensibilidades.
 
Se da la paradoja de que lo verdadero, lo que de veras nos aporta calidez y bienestar emocional, es gratis… afortunadamente no hay suficiente dinero para comprar o dar afecto sincero.
¡Cuánto nos cuesta comprenderlo!
 
El abrazo… o cualquier muestra de cariño, consuela en la desgracia, sostiene en los momentos débiles, transmite cariño sincero… y no tiene precio.
Es algo tan inmenso que solo puede darse sincera y espontáneamente… y que conforta tanto a quien lo recibe como a quien lo transmite.
 
Cuando nos sentimos bien, afloran espontáneamente: la alegria, la compasión, la hermandad, la tolerancia, la generosidad, la amistad, el cariño y el respeto propio y ajeno… es el amor manifestándose.
 
Lo que nos importa es como nos sentimos, no lo que poseemos.
 
Si no hay brazos que te abracen, utiliza los tuyos.
Aprender a amarse uno mismo es imprescindible para poder amar al resto.
Sentirnos solos y carentes de afecto… ocurre cuando aún no nos amamos lo suficiente.
 
Amar es compartir, amarse es valorarse.
Recuerda, es bien cierto que nadie puede dar lo que no tiene… independientemente de lo que sea.
Una carencia significa que hay algo que consideramos importante y no lo poseemos.
 
Al final, la carencia que subyace en todas las carencias, es la falta amor … todos intentamos llenar este vacío, porque no recordamos que ya somos puro amor manifestándose.
 
Todos deseamos que los demás sean comprensivos con nuestros fallos, que nos amen a pesar de ellos.
Aquí, estamos todos aprendiendo.
Trata a los demás como tú quieres ser tratado.
Cursos y terapias de Reiki presenciales y a distancia.
Terapias gratuitas a distancia una vez al mes en colaboración con la associació Antahkarana.