Ser únicos, especiales e irrepetibles es condición de todos los seres humanos, así hemos sido creados.
Creernos superiores a nuestros congéneres es una anomalía debida a una mente con un ego desbocado.
Todos somos perfectamente imperfectos.
Unos pueden poseer más inteligencia, otros más bondad, otros más paciencia, otros serán más altos, otros cantaran como los ángeles, a otros se les considerará más bellos… pero esto no les hace superiores.
Podemos creernos lo que queramos… desde unos Dioses a los seres mas desgraciados e insignificantes. Mantener estas creencias nos provoca mucho estrés, envidia, ira e insatisfacción.
Cuanto más sabia es una persona más humildad manifiesta… y ni aún así es superior al resto. Solo es otra persona única, especial e irrepetible… como todas.
Somos el mismo espíritu manifestándose temporalmente por medio de cuerpos humanos, formados por cuerpo y mente.
No seres humanos poseyendo espíritus diferenciados y de diferente calidad, a los que utilizamos.
Solo leerlo ya suena ridículo y prepotente.
La ignorancia es muy osada.
Cuando, nosotros, el espíritu, abandona el cuerpo, este se para y degrada… da igual el modelo.
El espíritu es uno, su manifestación infinita. Como mentes no alcanzamos a comprender la magnitud y grandeza del hecho.
Ante un ego atrofiando, da igual hacia donde se decante, es bueno sentir compasión por la angustia que esta manifestación está padeciendo. Quien no lo tiene, goza de mucha mayor calidad de vida temporal. Todas las manifestaciones acaban auto regenerándose.
No somos más que una de las infinitas posibilidades del Ser, plenamente inconscientes de ello, que por ser El Ser y estar en todas partes, somos una manifestación suya única, especial e irrepetible.
Un día, la mente recuerda que es
Yo Soy el Todo, siempre, y estoy en todas partes.
Un día recuerda que Yo Soy el Todo siempre, incluso cuando dejo de recordarlo momentáneamente, para ser yo manifestándome.
En el instante que esto ocurre, el olvido momentáneo se desvanece.
La iluminación, la plena conciencia, nos ocurre en un instante… Es en este instante, donde nosotros, la manifestación, una parte del incognoscible e ilimitado Ser, deja de tener sentido y se desvanece en la Totalidad, sin perder un ápice de su conocimiento individual.
Dejamos de percibirnos como una parte para volver a Ser plenamente el Todo.
A todos nos ocurre, solo que en diferentes momentos.
No hay casualidades hay causalidades.
Es la ignorancia del Yo soy el Todo que es la realidad de lo que somos… en este instante, la que nos hace percibirnos como entes separados y superiores o inferiores al resto.
Todo lo creado es una emanación energética a diferentes frecuencias que nace en la mente del todo.
Como es arriba es abajo.
Hemos sido creados a su imagen y semejanza.
Nosotros también emanamos la misma energía, no hay otra, a diferentes frecuencias, solo que a niveles mucho más bajos, en el instante en que nos manifestamos… por medio de pensamientos, palabras y obras… condicionadas por la intención, el impulso creador.
Cuando logra nuestra mente comprenderlo, somos mucho más conscientes de lo que ocurre con lo que pensamos, decimos y hacemos… porqué comprendemos sus efectos.
La intención con la que nos manifestamos, se refleja en lo que creamos.
Todo lo manifestado siempre vuelve amplificado a su creador… como el eco.
El Kybalión, o las siete leyes físicas que rigen la creación de nuestra realidad, nos da las pautas para comprenderlo y aprender a usarlas.
Cuando el alumno está preparado, siempre llegan a sus oídos las palabras para llenarlo de sabiduría.
El mundo esta repleto de señales que nos guían, que solo se tornan visibles ca medida en que estamos preparados para comprenderlas.
Te agradeceré comentes mis reflexiones, juntos aprendemos.
Muchas gracias por tu atención.
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