258- Con la mascara puesta

Ago 13, 2025

Me estoy dando cuenta, de que me estoy volviendo una observadora neutral de los acontecimientos.
 
No juzgo… Observó, e intento comprender el porqué una determinada persona actúa como actúa, que expresión muestra… y si parece sincera.
 
Es realmente curioso comprobar que, muchas veces, somos nuestro peor enemigo a nivel emocional. Tomamos decisiones que nos benefician solo a corto plazo… suponiendo que este beneficio acaba llegando.
Damos la impresión de estar siempre parcheando o previniendo desastres
 
Algunas personas, puede decirse, que por su forma de actuar y las decisiones que toman, se benefician claramente en lo económico o en el estatus social… pero el aura de triunfadores en este aspecto, no siempre va acompañado de paz de espíritu.
Es muy triste que la alegria no pase de la boca… que no sonriamos con todo el rostro… sobre todo con los ojos, que son el espejo del alma.
 
Algunas personas, van siempre con una máscara puesta. Es muy triste, frustrante y cansado.
¿Podremos quitárnosla cuando estemos a solas?
¿Acabaremos identificándonos con lo que no somos?
¿Dejaremos que alguien nos llegue a conocer realmente?
¿Tendremos la fortuna de sentirnos aceptados y libres para poder expresarnos?
¿Tendremos la fortuna de amar y sentirnos amados?
Es un gran desgaste energético mantener una imagen que no es la genuina… Algunas personas, literalmente, se pintan el rostro o se operan para camuflar sus rasgos.
 
Todos llevamos, en algun grado, la mascara puesta, hay muy pocas personas lo suficientemente valientes para ser autenticas.
En mayor o menor grado nos sentimos vulnerables.
Supongo que creemos que, mostrándonos tal como somos, expresando libremente nuestras emociones y sentimientos genuinos, acabaremos dañados. Es pura inseguridad y miedo.
 
Puede que no nos sintamos a gusto con nuestro físico… Está sociedad que ha sublimado la importancia de la imagen, tiene mucho que ver en ello.
No aceptarnos nos baja la autoestima… y sin ella no podemos sentirnos realmente felices, como mucho podemos sentirnos momentáneamente contentos.
No aceptamos el paso del tiempo o no aceptamos no ser el ideal de moda del momento. No aceptar la realidad es garantia de frustración.
 
Puede que nos sintamos muy vulnerables, porque nos sentimos débiles.
Es por ello que nos pertrechamos tras una coraza, creyendo que esto nos protege de posibles enemigos, es un disfraz… una sugestión… en realidad somos los que somos sin la mascara.
Me ha ocurrido algunas veces.
Si, por algun motivo, hablo con otra persona y sentimos que no hay hostilidad… es una sensación… nos atrevemos a quitarnos la coraza y descubrimos a otra persona encantadora, deseosas de relacionarse sinceramente con sus semejantes.
Se establece una corriente de simpatia y hermandad… que aumenta nuestra energía vital y nuestro optimismo.
 
Puede que nos sintamos unas personas falsas, manipuladoras, egoístas, carentes de valores… Y hemos de esconderlo, ante nuestras potenciales victimas.
 
En todos los casos, no nos aceptamos tal cual somos, da igual el motivo. De ahí la mascara.
Es muy triste no poder sentirte bien con lo que eres.
Cuando la insatisfacción es muy grande… quizás logremos mejorarnos.
Que no nos aceptemos, que nos sintamos inseguros en la adolescencia, es comprensible. Es la etapa del cambio… Pero una vez alcanzada la edad adulta, es muy preocupante.
 
Nuestros rostros, dan igual las edades, tendrían que transmitir como realmente nos sentimos: bondadosos, alegres, tristes, solos, fuertes, desesperados, angustiados, entusiasmados… sentirse bien o mal no es ningun delito, esconderlo nos priva de la posibilidad de compartir nuestra dicha o de recibir ayuda.
Expresarnos es sinónimo de libertad y propia aceptación… y es una sensación maravillosa.
 
Si, en el mundo hay personas depredadoras o amargadas… pero también hay muchas buenas personas. Para protegernos de unas, nos perdemos el contacto con las otras.
 
Cuesta mucho que un niño no sea completamente sincero en como se siente.
Por desgracia es algo que vamos aprendiendo a medida que vamos acumulando miedo.
 
Ver la tristeza, la soledad o el desespero en los ojos de un niño me provoca mucha tristeza. Todos le hemos fallado.
Ver la bondad, la alegría, la ternura, en los ojos de un anciano me provoca mucho respeto.
Me resulta muy instructivo observar los rostros ajenos… Tomar conciencia de en cuanto me identifico con cada uno de ellos.
 
Si, hay rostros muy bellos… Que no tienen nada que ver con los estereotipos.
Es la belleza de lo autentico.
No somos perfectos. Aceptarnos y estar en paz con nosotros mismos, cuando ya hemos superado la adolescencia… es algo que todos, lo hayamos conseguido o no, deseamos fervientemente.
Cuanto más avanzo en mi camino, más valor les doy a los sentimientos y menos a las posesiones.
Las posesiones son frías… ninguna nos llega al alma. Al poco tiempo de poseerlas… perdemos el interés.
Cuando nuestro estado emocional depende de: si podemos o no irnos de vacaciones, vestirnos a la ultima moda o poseer una gran casa… por ejemplo, hemos fracasado. Nos estamos anestesiando para no sentir el vacío, que no sabemos como llenar, del alma.
 
Hay personas que valoran, como su bien más preciado, disfrutar de la compañía de sus seres queridos, compartir penas y alegrías, abrazarse sinceramente, ayudar en lo que se pueda, sentirse comprendidos y aceptados…. estos son los auténticos ricos, estos si que han realmente triunfado.
La fría soledad no es su compañera.
 
Por desgracia hemos construido una sociedad de personas que se sienten solas.
Nos sentimos muchas veces invisibles, sentimos que no importamos, no tenemos a nadie con quien compartir nuestro dia a dia, que nos den y nos dejen dar afecto sincero… sin darnos cuenta de que, quizá, hemos sido nosotros mismos quienes por miedo a ser dañados, por miedo a no sentirnos comprendidos,… nos hemos ido aislando.
 
No, ya no juzgo a los demás. Solo les contemplo.
Solo cada uno sabe el porqué de sus decisiones y como se siente.
 
Detrás de cada rostro hay un alma… Cuando observó los rostros, intento conectar con ellas.
Un buen comienzo, es obsequiar con una leve sonrisa en la boca y en los ojos, a toda persona con la que cruzas tu mirada.
El mundo puede ser un lugar mucho menos hostil, si aprendemos a sonreír con la mirada. La sonrisa sincera nos predispone a abrirnos y a ser mas receptivos.
Ojalá llegue el día en que nadie necesite esconderse detrás de una máscara.
Ojalá llegue el día que, ante un rostro que muestre dolor, siempre haya alguien que le consuele con un sincero abrazo.
Nos sentimos solos porque nos comunicamos de mente a mente, no de alma a alma.
La mente es fría, el alma es cálida.
Nos han enseñado que confiar es malo, que ser buenos es ser tontos.
Imagina vivir en un mundo donde no se necesiten mascaras.
Donde confiar, expresarnos libremente, mostrarnos tal como somos… no nos provoque miedo.
Donde el respeto propio y ajeno sea la manera de relacionarnos.
Donde mi libertad termina donde comienza la tuya.
Donde podamos dar y recibir afecto sincero.
Donde nos sintamos aceptados y no nos frustre… ni se nos fiscalice, por no ser perfectos.
Imaginar es el primer paso para crear.
Te agradeceré comentes y compartas mis reflexiones, juntos aprendemos. Muchas gracias por tu atención.
Cursos y terapias de Reiki, presenciales y a distancia.
Terapias gratuitas a distancia una vez al mes en colaboración con la associacio Antahkarana.