Cuando el ego se nos descontrola… confundimos libertinaje con libertad.
Suele ocurrir cuando nos dejamos poseer por el miedo, nos sentimos amenazados e indefensos.
Tendemos, en estos casos, a olvidar nuestra grandeza, dejamos de ver con los ojos del alma y nos sentimos perdidos.
Olvidamos que «mi libertad acaba cuando comienza la libertad ajena»
La competencia, la soberbia, el egoísmo, la prepotencia, la tirania… todas ellas son manifestaciones ególatras. Separan. Son mecanismos de defensa.
El respeto, la solidaridad, la generosidad, la amabilidad, la humildad… manifiestan grandeza de espíritu. Unen. Son manifestaciones de fortaleza.
La Amistad, el amor y la confianza solo pueden ser entregadas libremente, nunca impuestas.
Abusar de ellas denigra a quien lo hace.
Libertad de pensamiento y obra no necesariamente nos hace mejores y más felices. La libertad es una herramienta, depende de como se use.
Todos tenemos la libertad de actuar como queramos y podamos… y al mismo tiempo respondemos por como la usamos.
La libertad no es un don.
Un espíritu libre no siente ninguna necesidad de proclamarlo (por sus obras son reconocidos) ni se siente amenazado.
Se puede encadenar cuerpos, pero nunca almas.
El alma solo puede encadenarse voluntariamente cuando ha olvidado momentáneamente su grandeza.
Dime de que presumes y te diré de que careces.
Escúchate, tus palabras te indican tus deficiencias y virtudes.
Las palabras son vibraciones que contienen cargas energéticas, cuyo efecto depende de la intención PRIMERA con las que se pronuncian.
No podemos engañarnos a nosotros mismos.
La intención depende del grado de bondad.
Si no te sientes feliz, analiza el motivo. Tienes a tu disposición la herramienta de la libertad para lograrlo.
La felicidad es un sentimiento, solo puedes encontrarla en tu interior… puedes haberla adormecido, pero nunca pierdes la capacidad de despertarla.
Cursos y terapias de Reiki presenciales y a distancia. Una vez al mes, terapia gratuita a distancia.