Asociación Antahkarana

El éxito nos lo brinda el reconocimiento ajeno. Es el resultado de aquello que plantaste con amor.
Cuando llega el momento de cosechar, puedes decir-Lo he conseguido.
Has conseguido que tu trabajo sea respetado, porque no lo realizaste sólo para sobrevivir, sino para demostrar tu amor por los demás…y por ti mismo.
Has conseguido terminar lo que empezaste, aunque no hubieses previsto las trampas del camino. Y cuando el entusiasmo disminuyó debido a las dificultades, echaste mano de la disciplina. Y cuando la disciplina parecía desaparecer debido al cansancio, utilizaste esos momentos de descanso para pensar en los pasos que habías que dar en el futuro.
No te dejaste paralizar por las derrotas que salpican la vida de todos aquellos que arriesgan algo. No te quedaste pensando en lo que perdiste cuando tuviste una idea que no funciono. No paraste en los momentos de gloria. Porque aún no habías alcanzado tu objetivo. Y cuando entendiste que era necesario pedir ayuda, no te sentiste humillado. Y cuando supiste que alguien necesitaba ayuda, le enseñaste todo lo que habías aprendido, sin pensar que estabas revelando secretos o que te estaban utilizando.
Porque al que llama se le abre la puerta.
El que pide recibirá.
El que consuela será consolado. 
Aunque todo eso no suceda cuando se espera, tarde o temprano será posible ver el fruto de lo que ha compartido con generosidad. El éxito llega para aquellos que no pierden el tiempo comparando lo que ellos hacen con lo que hacen los demás. y entra en la casa del que dice todos los días-Voy a dar lo mejor de mi mismo.
La gente que sólo busca el éxito casi nunca lo encuentra, porque no es un fin en si mismo, sino una consecuencia. Obsesionarse no ayuda en nada, confunde los caminos y acaba con el placer de vivir.
No todo el que tiene un montón de oro del tamaño de la colina que hay al sur de la ciudad es rico. Rico es el que está en contacto con la energía del Amor cada segundo de su existencia. Hay que tener un objetivo en la mente. Pero, a medida que vamos progresando, no cuesta nada parar para disfrutar un poco delo panorama que nos rodea. Por cada metro conquistado, puedes ver un poco más allá y aprovechar para descubrir cosas que aún no habías visto.  
En esos momentos, es importante reflexionar-¿Siguen intactos mis valores?¿Intento agradar a los demás y hacer lo que esperan de mí, o realmente estoy convencido de que mi trabajo es la manifestación de mi alma y de mi entusiasmo?¿Quiero conseguir éxito a cualquier precio, o quiero ser una persona con éxito porqué mis días están llenos de amor? Pues la manifestación del éxito es ésta: enriquecer la vida, no abarrotar tus cofres de oro.
No intentes acortar el camino, sino recorrerlo de tal manera que cada acción haga más solido el terreno y más hermoso el paisaje. No intentes ser el señor del Tiempo. Si recoges antes los frutos que plantaste, estarán verdes y no le gustarán a nadie. Si por miedo o inseguridad, decides postergar el momento, los frutos estarán podridos.
Si lo consigues, nadie preguntará cuanto costo conseguirlo. Sin embargo, si alguien osase preguntar, la respuesta sería: pensé desistir, creí que Dios ya no me escuchaba, muchas veces tuve que cambiar de rumbo, y en otras ocasiones abandone mi camino. Pero, a pesar de todo, volví y seguí adelante, porque estaba convencido de que no había otra manera de vivir mi vida. Aprendí qué puentes debía cruzar y qué puentes tenia que destruir para siempre.
¿Qué es el éxito? Es poder ir cada noche a la cama con la conciencia tranquila.
El manuscrito encontrado en Accra- Paulo Cohelo