Asociación Antahkarana

Para escuchar las palabras del Amor, es necesario dejar que se acerque. Pero cuando lo hace, tememos lo que tiene que decirnos. Porque el Amor es libre y su voz no está gobernada por nuestra voluntad ni por nuestro esfuerzo.
Todos los amantes lo saben, pero no se resigna. Creen que pueden seducirlo con sumisión, con poder, belleza, riqueza, lagrimas y sonrisas. Pero el verdadero Amor es el que seduce y jamás se deja seducir.
El Amor transforma, el amor cura. Pero, a veces, pone trampas mortales y termina destruyendo a las personas a las que decidió entregarse por completo. ¿Como la fuerza que mueve el mundo y mantiene las estrellas en su sitio puede ser tan destructiva y tan devastadora al mismo tiempo?
No nos hemos acostumbrado a pensar que lo que damos es igual a lo que recibimos. Las personas que aman esperando ser correspondidas pierden el tiempo. El Amor es un acto de fe, no un intercambio. Son las contradicciones las que hacen crecer el amor. Son los conflictos los que permiten que el amor siga a nuestro lado.
La vida es demasiado corta para esconder en nuestro interior palabras importantes. Palabras como- Te amo.
Pero, a cambio, no esperes escuchar siempre la misma frase. Amamos porque necesitamos amar. Sin eso, la vida pierde sentido y el sol deja de brillar. Una rosa sueña con la compañía de las abejas, pero no aparece ninguna. El sol le pregunta-¿No te cansas de esperar? Si- contesta la rosa- Pero si cierro mis pétalos, me marchito. Por tanto, aun cuando el Amor no aparece, seguimos esperándolo. En los momentos en los que la soledad parece aplastarlo todo, la única manera de resistir el seguir amando. El mayor objetivo de la vida es mar. El resto es silencio.
Necesitamos amar. Aun cuando eso nos lleve a la tierra donde los lagos están hechos de lágrimas. Las lágrimas hablan por sí mismas. Y cuando pensamos que ya hemos llorado todo lo que teníamos que llorar, siguen brotando. Y cuando creemos que nuestra vida solo será un largo caminar por el valle del dolor, las lágrimas de repente desaparecen. Porque nuestro corazón es capaz de sentir, a pesar del sufrimiento.
Porque descubrimos que el que se fue no se llevó consigo el sol ni dejó en su lugar las tinieblas. Simplemente se fue, y cada adiós trae escondida la esperanza. Es mejor haber amado y perdido que no haber amado.
El manuscrito encontrado en Acra- Paulo Cohelo